El modelo productivo vitivinícola europeo está resistiendo la competencia, mientras que el modelo español es más vulnerable
- El consumo de vino está decayendo en Europa pero aumentando en el resto del mundo.
- Para 2027, la demanda la encabezarán principalmente China y los Estados Unidos.
- El 60% de la producción de vino y cerca de dos tercios de las exportaciones proceden de Europa.
- Coexisten tres modelos de producción en Europa.
- Riesgos y oportunidades para Europa: aumento del consumo de vino en China pero mayor competitividad procedente del nuevo mundo.
Producción vitivinícola en Europa, una combinación de cantidad y calidad
La producción vitivinícola mundial está dominada por Italia, Francia y España que, en conjunto, representan el 48% de la producción mundial. Cada uno de estos tres países tiene su propio modelo de producción. Estos modelos coexistentes están basados en “posiciones de producto” complementarias, claramente identificables a través de sus estructuras de exportación.
El posicionamiento del mercado francés se basa en la creación de valor. Su ratio de calidad (la relación entre valor de exportación y volumen) es respectivamente dos y cinco veces superior a los de Italia y España. Italia tiene una posición intermedia, que se está dirigiendo cada vez más hacia el modelo cualitativo. El aumento del ratio de calidad italiano es similar al de Francia (240% el italiano frente al 250% del francés, entre 2001 y 2014). Para todos estos tres países, las superficies de cultivo están disminuyendo (un 12% menos en Francia, 20% menos en Italia y un 18% menos en España), en línea con una tendencia de producción a la baja vinculada a la reestructuración. Sin embargo, la superficie de cultivo en España, sigue siendo en promedio un 35% superior a la de sus países vecinos.
Mientras España se convirtió en el primer exportador mundial de vino en volumen en 2014, posee el modelo más vulnerable de los tres en términos de competitividad procedente del nuevo mundo. Esto es debido al posicionamiento bajo y medio de sus líneas de producto.
Los rankings han dado un vuelco, con China y los Estado Unidos convirtiéndose en los principales consumidores mundiales en 2027
La posición de Francia como principal consumidor mundial de vino (con 43,8 litros de vino por persona y año en 2013), se está empezando a estabilizar. El consumo europeo de vino también está descendiendo (cayó en 17.000 hectolitros entre 2003 y 2013). Las previsiones de Coface son que para 2027, la demanda más alta procederá de Asia. La popularidad del vino en China se espera que se acelere, gracias a la creciente población de clase media, que podría aumentar el triple para 2022. Se prevé que las importaciones de vino aumenten considerablemente para satisfacer la demanda. Solo en los últimos seis años, las importaciones han ascendido a cerca de 1.800 millones de dólares y 238.000 toneladas de vino adicionales.
Debilitamiento de los exportadores europeos a largo plazo
Actualmente los tres principales exportadores europeos representan dos terceras partes de las exportaciones vitivinícolas, en términos de valor y volumen, pero ¿podrá Europa enfrentarse a la creciente competitividad del nuevo mundo? ¿Será capaz de retener su posición de liderazgo en el comercio vitivinícola?
Mientras los exportadores tradicionales están resistiendo, la producción en Europa (con la excepción de España) está decayendo. Los acuerdos de libre comercio entre China, Australia,
Chile y Nueva Zelanda, proporcionan ventajas a sus exportadores vitivinícolas, que debido a estos acuerdos no deben pagar aranceles por sus vinos. Esto significa que los exportadores tradicionales se enfrentan a una competitividad mayor en los mercados de nivel medio y bajo. Por otra parte, los tipos de cambio más bajo en Chile y Sudáfrica están aumentado la competitividad de sus precios. El mercado africano todavía tiene un bajo nivel de consumo de vino pero se considera que tiene un alto potencial de crecimiento, mientras que el potencial de crecimiento en Asia es incluso mayor.
“Existen numerosos vitivinicultores en Europa. A pesar de su pequeño tamaño, tienen estructuras sólidas y de alta calidad. Esto se confirma, por ejemplo, por el hecho de que las insolvencias en las empresas francesas son excepcionales” comentó Guillaume Rippe-Lascout, economista de Coface. “En esta etapa, los productores europeos, excepto los españoles, no se están enfrentando a la competitividad procedente del nuevo mundo para los productos de categoría media y baja. Mientras la posición cualitativa del viejo continente no se ha cuestionado, ha llegado la hora de identificar las áreas de crecimiento para la exportación y la optimización de la gestión del riesgo”.
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