Elecciones legislativas en Argentina: ¿Estará en juego la continuidad a favor de los negocios?
Desde que Mauricio Macri asumió la presidencia a mediados de diciembre de 2015, la economía comenzó a recuperarse. El tipo de cambio se liberalizó, se eliminaron los controles de precios, se levantaron las barreras de importación, se renovaron las desacreditadas estadísticas económicas nacionales y se redujeron los subsidios, y finalmente logró resolverse el conflicto con los holdouts en abril de 2016. Esta última medida le permitió al país retomar el acceso al mercado financiero internacional después de una pausa de 15 años. Coface, consecuentemente, actualizó la evaluación de Argentina a B en diciembre de 2016. Esta tendencia positiva trajo consigo, como era de esperarse, efectos a corto plazo. La inflación llegó a 41% a finales del primer año de gobierno, lo que redujo el poder adquisitivo doméstico y llevó a la economía a una recesión (PIB -2,2% en 2016). En respuesta, se multiplicaron las protestas sociales.
No obstante, la recuperación podría coartarse debido a la incertidumbre política producto del ambiente en el trasfondo de las elecciones legislativas a celebrarse el 22 de octubre de 2017. Por lo tanto, el gobierno tiene prisa por demostrar que la economía se está recuperando. Esto ha tomado más tiempo del esperado por el gobierno, aunque la actividad está ganando fuerza (PIB + 1,6% en el primer semestre de 2017, en términos anuales). Un despegue sólido en esta recuperación será sujeto al resultado de las elecciones de mitad de periodo. Vinculado a esto, los inversionistas se volvieron más cautelosos ante las perspectivas políticas a mediano plazo del país, luego de que la ex presidenta Cristina Kirchner anunció que se postularía para el Senado en la provincia de Buenos Aires. Las próximas elecciones que renovarán un tercio del Senado y la mitad de la Cámara Baja serán una indicación del resultado potencial para la carrera presidencial de 2019. Si Kirchner tiene éxito en obtener un resultado positivo, puede tratar de regresar a la Casa Rosada, poniendo en juego la continuidad pro-negocio. Por otro lado, si la coalición del gobierno tiene éxito, esto elevaría su capital político para aprobar reformas en el Congreso.
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