América Latina: Las industrias petroleras de Brasil y México: ¿PolÃticas opuestas?
En el contexto de un mercado mundial del petróleo que probablemente seguirá siendo volátil, se espera que las dos mayores economÃas latinoamericanas -Brasil y México- introduzcan cambios significativos en sus polÃticas energéticas a mediano plazo. Ambos paÃses han nombrado nuevos presidentes en el último año tras unas elecciones polarizadas: en Brasil, el presidente de derecha Jair Bolsonaro asumió el cargo en enero de 2019, mientras que en diciembre de 2018 llegó el izquierdista André Manuel López Obrador (AMLO). De manera similar, las dos industrias petroleras comparten dos caracterÃsticas comunes: sus empresas estatales han experimentado importantes problemas financieros y de gobernanza, y ambos paÃses son exportadores de petróleo crudo e importadores de derivados del petróleo. Por el contrario, en términos de polÃticas energéticas, parecen estar tomando direcciones opuestas.
En México, AMLO -un ferviente crÃtico de la reforma energética de 2013 que abrió el mercado energético a la inversión privada- parece estar adoptando una postura más a la defensiva hacia el sector privado. Desde que asumió el cargo, AMLO ha suspendido las nuevas licitaciones de petróleo por tres años. También planea reducir la dependencia del paÃs de los derivados del petróleo importados mediante la construcción de una nueva refinerÃa, y aumentar el papel de la empresa petrolera estatal Pemex en el sector, a pesar de su alarmante nivel de apalancamiento. La tendencia a la baja de 14 años en la producción de petróleo podrÃa no revertirse y la tensión financiera que ya enfrenta Pemex podrÃa no ser contenida. Como consecuencia de ello, las agencias de calificación crediticia de la compañÃa han rebajado este año sus calificaciones de calidad crediticia.
Por otro lado, en Brasil, los planes del nuevo gobierno para la industria petrolera podrÃan conducir a una mejor perspectiva para el sector. El Plan de Resiliencia lanzado por la petrolera estatal Petrobras a principios de marzo de 2019 tiene como objetivo mejorar la salud financiera de la empresa, asà como las perspectivas de la industria petrolera brasileña. El plan está estructurado en tres pilares: la expansión del plan de desinversión en activos en los que Petrobras no es propietaria natural (lo que significa centrarse en explorar lo que la empresa sabe hacer bien), la reducción de costos y la reasignación para usos más productivos. Estas medidas deberÃan ayudar a Petrobras a reducir aún más el apalancamiento y mejorar la generación de valor de las inversiones de la empresa, al tiempo que se crean oportunidades para los inversores privados.
Descargar la publicación