Continúa la desaceleración económica de Turquía, pero las exportaciones ofrecen cierto apoyo

Turquía está experimentando una grave desaceleración económica, junto con un aumento de la inflación, como resultado de la fuerte depreciación de la lira durante 2018. Esta fuerte depreciación ha resultado en una reducción del consumo y ha impactado en la dinámica de la inversión en el mercado interno. La estructura de producción dependiente de las importaciones ha empujado la tasa de inflación a niveles sin precedentes, lo que obligó al banco central a realizar una gran subida de las tasas en septiembre. Aunque esta subida de las tasas ha ayudado a la lira turca a recuperarse de estos niveles de debilidad histórica, ha hecho que los costos de los préstamos aumenten extremadamente, lo que hace que la financiación sea muy costosa tanto para las empresas como para los hogares. Se espera que el crecimiento siga siendo muy moderado y que la inflación sea de dos dígitos.

Estas condiciones han puesto de relieve que las exportaciones son una importante fuente de ingresos para la economía, a pesar de los numerosos desafíos. El apoyo gubernamental sigue siendo vital para que los exportadores ganen nuevas cuotas de mercado. Este apoyo ha sido principalmente en forma de incentivos para ferias comerciales y acceso a nuevos mercados, entre otros métodos. Sin embargo, la limitada sofisticación y competitividad son factores que limitan la expansión de las exportaciones turcas. El poder de negociación de los clientes y el bajo nivel de tecnología incorporada en los bienes exportados frenan ganancias mayores de las exportaciones.

La producción industrial se debilitó debido a la crisis monetaria

La crisis ha deteriorado la dinámica de producción y consumo de Turquía. En 2018, la producción industrial registró un crecimiento anual del 1,6%, mientras que el índice PMI1 manufacturero cayó a 42,7 en septiembre, lo que indica que las condiciones empresariales siguen siendo difíciles. De hecho, desde el PMI hasta otras encuestas de consumidores y empresas, todos los indicadores han disminuido, mostrando una fuerte caída en los niveles de confianza tanto para las empresas como para los consumidores en el país. Con una inflación elevada (que alcanzó el máximo histórico del 25,24% en octubre de 2018), un aumento del costo de los préstamos y un aumento del desempleo, se espera que la demanda de los hogares siga siendo baja en el primer semestre de 2019.

El nuevo plan económico sugiere un nuevo equilibrio en la economía

Según el nuevo programa económico anunciado en septiembre de 2018 por el gobierno, Turquía entrará en un período de reequilibrio entre 2019 y 2021, basado en tasas de crecimiento constantes y menores déficits en cuenta corriente. Los datos recientes reflejan esta perspectiva, ya que el país registró un superávit total en cuenta corriente de 7.300 millones de dólares entre agosto y noviembre de 2018. El déficit total de la balanza por cuenta corriente se redujo a 47.300 millones de dólares en 2017 (5,5 % del PIB) y a 27.600 millones de dólares en 2018 (cerca del 3,3 % del PIB, según las estimaciones). Sin embargo, el aspecto financiero del déficit de la balanza por cuenta corriente indica que las inversiones de cartera registraron una salida de 3.000 millones de USD en 2018, frente a una entrada de casi 25.000 millones de USD en 2017.

_{* El Índice de Compras de Fabricantes (PMI) es un indicador de la salud económica y el desempeño del sector manufacturero, que abarca varios sectores vinculados principalmente a la producción industrial. El PMI se basa en cinco indicadores principales: nuevos pedidos, niveles de inventario, producción, entregas a proveedores y entorno laboral. El propósito del PMI es proporcionar información sobre las condiciones actuales de los negocios en varios países.}

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